30 de mayo de 2009

Péndulo

Mereciéndote, oscilando entre un destino fatal, núcleo palpitante y sanguinolento,
ubicado en el centro del cosmos de mi pecho,
pequeño e insignificante pero capaz de hospedar un sin fin de emociones.

Gira, oscila y cambia; lujuriante perdición de recuerdos solitarios,
magia del universo cambiante,
luz desesperada de caos y memorias nunca olvidadas,
heridas palpitantes de secuestros perpetrados por pesadillas
de sexo convexo, sudores derramados por el frote continuo
de tus manos en mi miembro, pasiones continuas, sueños inmortalizados.

Duele, dulce melodía de agonía perenne, que muere en inconstantes y
cambiantes sentimientos, a veces disfrazados de felicidad,
otras de tranquilidad y en variadas ocasiones de placer;
torbellino de confusiones, tormenta helada de sensaciones cálidas
laberínticas, que no permiten a mis sesos definir las barreras
entre mis ensueños y la realidad, dejándome dormitar entre un suave
balanceo de quimérica metamorfosis.

19 de mayo de 2009

Cuentos de la Luna I "Génesis"


Según una antigua leyenda, en la época del mito, existió el caos y como en todo mito apareció el creador y organizó el cosmos, este dios, al sentirse muy solo, creó a otros dioses, esencias de él mismo y gobernantes de los fenómenos naturales. Uno de estos dioses un día se enamoro de una de sus hermanas diosas, y la diosa se de él. Se juraron amor eterno y completa fidelidad, sin embargo, un día la diosa desapareció. Él temía que ella hubiera dejado de existir, por que aun los dioses tienen que morir. Desesperado por el dolor de la terrible perdida, se enfrasco en un viaje en búsqueda de su amada hasta los confines del universo, en su viaje encontró una pista que lo guió hasta una cueva, en el corazón de la tierra. Esta cueva era un gran boquete cavernoso, hacía perder toda esperanza, pues simulaba el hocico de un lobo y su garganta era tan profunda que la luz del sol no llegaba ahí. Sin temor el dios se aventuro en las entrañas de la caverna con su esperanza y deseo de ver nuevamente a su diosa. Él grito varias veces el nombre de su amada mas su eco retumbó en las sombrías paredes cavernosas, después de horas de caminar sin respuesta alguna, sus lamentos fueron escuchados, la dulce y melodiosa voz de su amada llego hasta sus oídos. Él corrió en busca de su adorada diosa mas cuando se creía cerca de ella, la voz más se alejaba. La diosa lloraba y se alejaba constantemente y en sus suplicas ella le imploraba que se alejara y regresara a la luz, reino de los vivos.
-Nunca te dejare, eres mi amor y todo para mi- él le contestó mientras corría en las sombras.
-No deseo que observes mi ser, dulce mío, por favor vete ya- suplico la doliente dama.
-Nuestro amor- interrumpió enérgicamente el dios –es puro y nunca me alejare de ti, no importa que suceda, nada puede arrancarte de mis brazos, ven a mi y muéstrate, déjame ver tu rostro una vez más.
Ella lloró aun más dolorosamente y le contesto con una mezcla de pasión y lastima le advirtió –Hay algo que todo lo cambia, es su única meta y propósito es el cambio.
«No hay nada que nos separe» pensó el -¿Qué es aquello que puede separarnos?
-El fin de la existencia- contesto la diosa con una voz gélida.
Inseguro por las palabras de la diosa él detuvo su andar en la oscuridad y guardo un espectral silencio, el miedo se apoderaba de él lentamente, apresaba su corazón la idea de perderla definitivamente. Su valiente voz se convirtió en una suplica y le grito
–Es mentira, déjame verte, déjame demostrarte lo equivocada que estas, que nada cambia mi amor por ti, deseo estar a tu lado.
-No miento amado mío- contesto la diosa y en su mente se formo la ilusión de que él tuviera razón, más peligrosa era la prueba que su amor tenia por delante –si no te marchas, me veré forzada a mostrarte la verdad- la dulce y armoniosa voz de la diosa, al pronunciar estas palabras, comenzó a descomponerse en una voz fría, falsa y gutural.
En ese momento la cueva se ilumino con la luz de unas llamas azules, danzantes de la oscuridad. El dios noto pronto que había caminado en círculos, pudo ver sus huellas en el fango de la cueva y vio q la garganta de la cueva aun estaba a sus espaldas y detrás de ella la salida de la cueva, no obstante, aun no logro ver a su diosa, escucho su voz detrás de un muro de rocas, le dio la vuelta y logro verla.
-¿Sabes por qué aquí no llega la luz del sol?- le preguntó la figura que él vio, una dama sentada con la cabeza hundida entre las rodillas y oculta con sus brazos.
Él camino hacia la figura, guiado por las llama danzarinas que iluminaban débilmente la cueva, al estar a unos cuatro metros de distancia notó que la figura se encontraba frente a un pórtico, labrado en mármol y con una inscripción en él.

«Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. !Oh, vosotros, los que entráis, abandonad toda esperanza!«

Acongojado por esas terribles palabras sintió dolor al no poder comprenderlas «¿Que era aquello que los separaba?» se aproximo más a la dama del portal «¿Por qué el sol no llega hasta aquí?« se pregunto a si mismo
-Vivimos en sombras por que no soportamos vernos- La dama se lanzó a sus brazos provocando una extraña sensación en el dios
La diosa lloró –No puedo regresar- Su dulce voz reconfortaba al dios, mientras esta lo guiaba dentro del la puerta, por un instante el dios vio un enorme páramo desértico, pero rápidamente fue remplazado por un valle de flores. La ilusión encendió nuevamente el fervor hacia su amada, bajo su mirada para ver su rostro juvenil e inocente, ella se aferraba a su cuerpo y se rehusaba a verle a los ojos, él con un gesto gentil levanto su barbilla. Al levantar el rostro él pudo por fin ver sus labios carnosos, su larga cabellera sedosa y brillante, felicidad, lágrimas rodaban por las mejillas de ambos «No puedo regresar» recordó las palabras de su amada, al instante un olor putrefacto y hediondo lo abrumo, la extraña sensación de un tacto ajeno lo aquejo, entonces miro el rostro de su amada vio sintió pesadumbre al ver la verdad. Escucho una voz de sombría que lleno de terror su corazón.
-Yo no puedo regresar, mas tú te quedaras conmigo para siempre
Una mujer, o lo que fue una mujer le sostenía de los brazos acurrucada en su pecho, la hermosa cabellera negra, eran jirones de greñas enmarañadas sobre un cráneo huesudo y casi desnudo de piel. El dios lanzó a la mujer contra el suelo y la ilusión se rompió por completo, se encontraba a tres metros del portal en un páramo desértico desolado lleno de cadáveres. El cuerpo se levanto y se movió de una manera antinatural, el bello rostro ahora estaba cubierto de insectos y aun tenía algo de piel putrefacta e hinchada, carecía de labios y mostraba los dientes, por todo el cuerpo de la mujer corrían escarabajos gusanos y volaban moscas a su alrededor, mostraba muchos huesos y donde quedaba carne podrida esta era consumida por los animalejos.
Aterrado y atormentado por la cruel visión el dios maldijo a la criatura que tenia frente a él, pues creía que esta le había jugado una broma de mal gusto.
-Has insultado a mi amada.
La criatura de voz fantasmal soltó una sonora carcajada y fue tal el estruendo que el dios sintió escalofríos que recorrieron su columna vertebral
-Dijiste que nada cambiaria, te ufanaste de tus sentimientos, ahora pues por que no saltas a los brazos de tu amada- el horrible ser lo miraba con el único ojo que le quedaba, el otro colgaba de su cuenca y era consumida por gusanos.
-El amor hacia mi amada no ha cambiado monstruoso ser- el dios se sintió humillado aun por la ilusión-¿Qué ganas burlándote de mi?
La criatura reía sin parar, sus carcajadas atemorizan más al dios y lo ponían nervioso, de pronto se incorporo y salto hacia el dios como quien pide un beso.
-Atrás monstruo, tu no eres mi amada, ella era dulce y bella, tu en cambio eres despreciable y vil- Él salto hacia atrás y repelió a la criatura con una patada, esta cayó en seco en el suelo.
-Vano e iluso amado mío, me juraste amor eterno y te dejas engañar por la ilusión que representas.
El dios comenzó a correr hacia la salida de la caverna no estaba dispuesto a soportar más esta ofensa, su corazón y su alma no lo soportaban. La criatura lo siguió vociferando promesas de amor, y se fue tras él. Al llegar al final del túnel el dios levanto una gran piedra para bloquear la salida, pero ella estaba demasiado cerca, ella salto a sus brazos una vez más, pero fue repelida nuevamente de una patada logrando con ello rasguñar el rostro del dios.

El dios logró bloquear la entrada, así la bestia nunca mas haría de las suyas. Cansado y agotado apenas pudo recostarse en las rocas que bloqueaban la caverna. Él pego los oídos en las rocas y consiguió escuchar los gritos de la criatura, que rasguñaba y golpeaba con toda sus fuerzas las rocas, captó sus palabras sin esfuerzo alguno.
-Me has humillado con tus palabras de amor, engañado eternamente, yo buscare a tus hijos y los devorare, a mil de ellos cada día- gritaba histéricamente la criatura.
-Entonces yo tendré dos mil hijos cada día- contesto el cansado dios, se puso de pie y se marchó de ese lugar para nunca más volver. Siguió su búsqueda y dice el mito que el dios Inanna (vida) aun esta en este mundo buscando con amor a su amada la diosa Ereshkigal a la que él con cariño llamaba muerte.

«Él dios nunca supo que la criatura en la cueva era en realidad su amada Ereshkigal. Destinada a vivir eternamente sola por orden del dios supremo, su padre. Ereshkigal al sentirse ofendiday por Inanna dedico su existencia a devorar a los hijos de su amado, nosotros los que vivimos.»